lunes, 15 de diciembre de 2014

la San Diego, Tigres y yo.

Un día de verano del ya lejano 1993, llegue de la mano de mi padre a la que era su casa, en la colonia San Diego, en Guadalupe.

Lo recuerdo por que hacía calor, por que por aquellos días compartir tiempo con mi viejo era lo mejor que podía hacer en el mundo, porque en el camino hacia cualquier lado mi padre contaba las mejores historias que un niño pueda escuchar, ese día me contó que en el vivero que está en la esquina de su casa, a media noche y de regreso de una borrachera, vio al diablo. Claro qur me contó que lo maldijo, que se le puso al tu por tu y el salió ganador, yo le creí y le sigo creyendo.

Al llegar a la puerta, una puerta de lámina, con dos ventanas pequeñas al frente llenas de calcamonias, una resaltaba entre todas, una redonda, en forma de balón de fútbol, con un tigre rugiendo entre una U grande. Le pregunté a papá que qué era eso, que significaba, el me dijo, "ES UN ESCUDO, EL ESCUDOBDE LA U DE NUEVO LEON, DE LOS TIGRES". No hace falta aclarar que para un niño regiomomontano de 8 años el fútbol es vida, lo es todo, yo quede prendado, mi padre me lo dijo, "ES el equipi que me gusta, alvque le voy", a mi también me gusta papá, yo soy tigre, le dije. Al entrar mi abuelo estaba viendo un juego, de tigres. "pasa hijo, estoy viendo el juego, sientense".  Así se repitió en varias visitas que tuve, llegaba a ver los juegos de tigres, a sentarme al sillón con mi padre.

Mi padre me lo dio, yo salí un poco más enfermo de fútbol y me enamore perdidamente de tigres. Porque fue una de las primeras cosas que me dio un lazo con mi padre, después vendrían muchas, pero esta fue la primera.

Hoy regrese por vueltas de la vida a este barrio, a esa casa que ahora está sola, la puerta con la calca ya no está, mi abuelo tampoco, el vivero ya no existe, sedio su terreno a la modernidad, pero el diablo se sigue apareciendo, ahora cin forma de banqueros y de intereses moratorios.

Te quiero viejo.